Fue descubierta el 4 de agosto de 1897, en el solar de La Alcudia (Elche) por un labrador. Este se encontraba trabajando el campo cuando con un golpe de azada descubrió la escultura de una bella dama. A los pocos días de ser descubierta, un historiador francés llamado Pierre París recaló en tierras ilicitanas y quedó fascinado por la belleza de la obra. El busto era de piedra caliza y tenía una altitud de unos 56 centímetros. Sus rasgos eran únicos y de belleza inigualable símbolo de la belleza española racial. Tras esto, la estatua fue comprada por 4000 francos de oro y tras ser embalada y enviada al Louvre, se convirtió en una de las esculturas mas conocidas del mundo e icono de España en el exterior. En un primer momento, clasificaron la obra como arte oriental. Al poco tiempo, se identificaron rasgos del arte ibérico, que por aquel entonces era casi desconocido.
Dama de Elche
El siguiente paso de la historia de la escultura es su regreso a España. En 1940, el gobierno francés de Vichy incluyó a la Dama dentro de un conjunto de obras que devolvió a España como un intercambio de piezas entre las dos naciones. Desde entonces su nueva casa fue el Museo del Prado. Con el franquismo, su fama aumento considerablemente ya que los jerarcas franquistas la utilizaron como modelo de la mujer española antigua. Empezó a aparecer en sellos, carteles, etiquetas de bebidas,... su empleo publicitario fue incontable. Desde 1972 se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional.
Indumentaria de la Dama de Elche
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